Después de algún tiempo aprenderás
la diferencia entre dar la mano y socorrer a un alma, y aprenderás que amar no
significa apoyarse, y que compañía no siempre significa seguridad.
Comenzarás a aprender que los besos no son contratos, ni regalos, ni promesas....
Comenzarás a aceptar tus derrotas con la cabeza erguida y la
mirada al frente, con la gracia de un niño y no con la tristeza de un adulto y
aprenderás a construir hoy todos tus caminos, porque el terreno de mañana es
incierto para los proyectos y el futuro tiene la costumbre de caer en el vacío.
Después de un tiempo aprenderás que el sol quema si te expones
demasiado.
Aceptarás incluso que las personas buenas podrían herirte alguna
vez y necesitarás perdonarlas.
Aprenderás que hablar puede aliviar los dolores del alma…
descubrirás que lleva años construir confianza y apenas unos segundos
destruirla y que tu también podrás hacer cosas de las que te arrepentirás el
resto de la vida.
Aprenderás que las nuevas
amistades continúan creciendo a pesar de las distancias, y que no importa que es lo que tienes, sino a quien
tienes en la vida, y que los buenos amigos son la familia que nos permitimos
elegir.
Aprenderás que no tenemos que cambiar de amigos, si estamos
dispuestos a aceptar que los amigos cambian.